Luis Carlos Moro González es Diplomado en Economía de la PYME, por la Universidad Complutense de Madrid, en Economía de Empresa, por la Universidad Politécnica de Madrid y Máster en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Pertenece además al Cuerpo Superior de Administradores Civiles del Estado (1983) y al Cuerpo Superior de Sistemas y Tecnologías de la información (1992).
Apasionado de la viña y de la tierra, Carlos Moro es el fundador y actual presidente de Bodegas Familiares Matarromera, una de las firmas bodegueras más exitosas y prestigiosas de la escena vitivinícola española, con presencia en seis Denominaciones de Origen a través de sus nueve bodegas.
Bodegas Familiares Matarromera cuenta ya con más de 30 años de historia. ¿Qué habéis hecho para mantener vuestros valores de marca a lo largo de este tiempo y seguir siendo un referente en el sector?
De mis antepasados heredé un valor que es el del ‘buen hacer’. Ya sea a nivel de las personas o de las empresas. Sin la voluntad y la determinación de hacer las cosas bien, difícilmente puedes llegar a crear algo valioso, para ti y para la sociedad. Hoy, por ejemplo, no hablaríamos de Velázquez ni admiraríamos sus cuadros si su trabajo no hubiera estado presidido por ese espíritu del buen hacer. En estos momentos, en los que la crisis sanitaria nos está obligando a una transformación forzada y extraordinaria, Bodegas Familiares Matarromera sigue tomando las medidas necesarias para hacer las cosas bien, con excelencia, con dedicación, con humanidad, con entrega y mimando el detalle.
¿Cómo compatibiliza la empresa su esencia familiar con su presencia en más de 60 países? ¿Cuáles son las claves para gestionar con éxito la internacionalización de vuestras marcas?
Yo no concibo una marca de excelencia si no es una marca internacional. En nuestro caso, los reconocimientos que obtuvimos de organizaciones internacionales en el mundo del vino nada más nacer, dieron lugar a una gran demanda de nuestro Matarromera. Creo que supimos aprovechar bien aquel primer impulso y tras el mismo llegó lo más difícil, consolidarse en el tiempo y seguir avanzando con otras marcas. No obstante, nos queda mucho por hacer y, el contexto actual, cambiará las reglas del juego a las que estábamos acostumbrados. Nuestro objetivo nunca ha sido ni será estar en todo el mundo, sino allí donde aprecien y valoren la calidad de nuestros productos. Somos unos convencidos del valor de la Marca España como activo de nuestros productos y carta de presentación, nos sentimos embajadores de nuestro país.
La sostenibilidad es un tema de gran importancia actualmente para las empresas, y Matarromera siempre ha tenido muy presente este valor. A inicios de año presentasteis el proyecto ‘Esencia Matarromera’. ¿Cómo contribuye este proyecto a reforzar ese valor de marca?
Cada vez que se plantean acciones en la compañía, está implícito el compromiso por la sostenibilidad. Matarromera fue, por ejemplo, la primera bodega española que certificó la huella de carbono de una botella. En el caso del proyecto que comenta, ‘Esencia Matarromera’, ha sido prioridad introducir la Bodega en la industria 4.0 mediante un sistema integral de gestión que permite el análisis masivo de datos para poder optimizar los procesos productivos, mejorar la eficiencia productiva y la relación directa entre la máquina, el proceso, el operario y el gestor. Gracias a la ampliación de fotovoltaicas en cubierta y en un nuevo aparcamiento, con el que se aumentará el número de estacionamientos y se instalarán puntos dobles de recarga para coches y bicicletas eléctricas y plazas para personas con discapacidad, se estima poder satisfacer con creces la necesidad energética de la bodega durante el día.
Muchas empresas españolas, entre ellas Matarromera, se han mostrado solidarias ante la crisis actual y han transformado rápidamente su actividad para ayudar a paliar los efectos del COVID-19. ¿Qué acciones está emprendiendo Matarromera, tanto a nivel de producción como desde la I+D+i?
Lo primero que hicimos fue reducir al máximo el trabajo presencial de todos los trabajadores, manteniendo el suministro de nuestros productos y siempre preservando la salud y la seguridad de todas las personas que siguen acudiendo al centro de trabajo. Ante el llamamiento de la Junta de Castilla y León, la compañía aportó su granito de arena contra el coronavirus con la donación de todos los equipos de protección individual de los que disponía: batas, gorros, guantes, monos de trabajo, gafas de protección, etc. Pero además, la compañía ha puesto en marcha la producción de geles hidro alcohólicos en nuestra planta de Valbuena de Duero (Valladolid) donde producimos los destilados, para todos los empleados.
Fruto de nuestra apuesta por la I+D+i desde hace muchos años, la compañía tiene también la suerte de contar en su equipo con Víctor Vendrell, doctor en Biología Molecular y Fisiología Celular, quien desarrolla para la compañía proyectos de microbiología y biocontrol. Sin embargo, Vendrell ha pasado de analizar levaduras y micorrizas a investigar acerca del coronavirus COVID-19, con el objetivo de aportarnos valor y, por ende, suministrar información contrastada a uno de los sectores más relevantes de nuestro país como es el del vino.
¿Cuáles consideras qué son las capacidades que deben tener las empresas para afrontar la actual crisis y afrontar la situación de la mejor manera posible, tanto en el presente como en el futuro próximo?
Considero que lo primero que debemos tener es una mentalidad fuerte, una actitud positiva y mucha capacidad de adaptación. Esta situación ya está modificando los patrones de consumo y hay que actuar con la mayor rapidez, pues de ello, dependerá gran parte del futuro. En Bodegas Familiares Matarromera creamos un comité de crisis que, a diario, repasa todos los temas importantes. Trabajamos por mantener nuestras estructuras productivas intactas para estar preparados y poder salir, cuando se pueda, en primera línea de meta. En nuestro caso, el campo no ha parado y seguimos atendiendo nuestra producción con la calidad de siempre. Ahora más nunca, lo escribía el otro día en mi blog, es necesario el trabajo en equipo. Juntos, con humildad, empatía, esfuerzo y coraje, saldremos de la crisis.